sábado, 7 de abril de 2012

Los Momentos

Son casi las ocho de la noche y aún no podemos salir de la casa. La mujer que amo no entrega ni un esfuerzo por apurar la gran carrera de “cómo verse más linda”, puedo notar un grado de tensión en el ambiente, aclaro que; es de noche, el celular no para de sonar, la casa está helada (cómo si supiese que nos marchamos) y la hora no para de avanzar. Pienso en el momento presente, éste que estoy viviendo, pero, ¿y qué pasa con los momentos que ya fueron? Esos que tantas veces me entregaron felicidad, tristeza, sueños, amarguras (que no es lo mismo que tristeza) y tantas otras que incluso me sacaron lágrimas, sin contar también con todas esas graciosas, llenas de risas y sabor a miel. Lo curioso de todo este proceso memorial, es que, cada vez que recuerdo un momento, se me viene a la cabeza cientos de nombres, y con ellos, varios rostros, unos más claros, otros más difuminados. Luego vienen los olores, esos que a pesar de ser muy comunes, son muy valiosos al instante en que se quiere cerrar los ojos y echar a correr nuestra frágil memoria. Lo más probable (y es éste la razón por la que escribo) es que tu mente haya comenzado también a recordar momentos, esos que mantienes en secreto, esos que puedes elegir contarlos o guardarlos, esos que son tuyos, esos que hacen que por una vez en la vida tengas derecho a elegir. Siguiendo con nuestra travesía del recuerdo no podemos dejar de mencionar lo más importante; el lugar. Todas nuestras acciones están cobijadas por un sin fin de escenarios, son ellos los que nos proporcionan la guinda de la torta, porque si no fuese así los novios no se casarían en la Iglesia, los estudiantes no marcharían por las calles, los niños no estudiarían en un aula, el show del circo no sería en carpa, etc. De esta manera nos podríamos pasar el día entero enumerando paisajes y entornos, y junto a ellos…nuestros momentos.